Chacra fue creada por Piero Incisa della Rocchetta en 2004 con la intención de encontrar la expresión más libre del clima, microclima y territorio de Mainqué en la región del Río Negro en la Patagonia.

Respetando el medio ambiente siguiendo principios biodinámicos y orgánicos, Piero se esfuerza por elaborar vinos transparentes, puros, delicados y florales con una fuerte mineralidad.

En la Patagonia, una chacra es un terreno especial destinado a la pomología. A la vez, las chacras son centros de energía vital que nos brindan la capacidad de conectar con todo el universo, con todo lo que vive y vibra. En su nutrición, en el maridaje con cada comida, el vino acompaña el placer y la sensibilidad. El vino es íntimo y conmueve todos nuestros sentidos. La chacra busca potenciar esa conexión.

Respetar y enriquecer la comunidad de Chacra es fundamental. Conservamos viñas viejas sin injertar, invertimos en apicultura y cultivamos de forma orgánica y biodinámica. Consideramos los vinos de Chacra como una consecuencia de la naturaleza y un reflejo de nuestro verdadero respeto por el ecosistema.

PROCESO

En la agricultura, uno debe ser considerado simplemente un contribuyente a la naturaleza. Es el viñedo el que quiere contarnos su historia. Somos una herramienta que ayuda a traducirla. Intentamos crear nuestro mejor dibujo, pero nuestro lienzo es dinámico; su constante movimiento requiere que hagamos ajustes y nos adaptemos rápidamente.

Para Piero, el vino es el resultado de miles de pequeñas decisiones tomadas cada día del año y de la infinidad de variables. El clima es un factor crucial, por lo que la flexibilidad y la agilidad son clave para adaptarse a cualquier cambio que pueda traer el viento.

En Chacra, la enología comienza con el valor intrínseco de un mantenimiento natural y minucioso de los viñedos siguiendo principios orgánicos y biodinámicos.

Las cosechas suelen comenzar entre finales de febrero y principios de marzo. El viñedo antiguo presenta una madurez polifenólica y un rendimiento natural muy bajo en cuanto a carga frutal (1-1,5 kilos/planta). Por consiguiente, estos viñedos logran un equilibrio perfecto: a menor rendimiento, mayor concentración natural de bayas, lo que mejora la calidad de los viñedos y los racimos.

Una vez iniciada la cosecha, las uvas se recogen de madrugada al llegar a la bodega con el característico frío matutino patagónico. Solo se recogen los mejores racimos; los que no alcanzan nuestro estándar de calidad se dejan para alimentar a las aves. En la bodega, se realiza una segunda y cuidadosa selección, donde se eligen los mejores racimos para elaborar los vinos Chacra.

Una vez finalizada la selección, la maceración y el inicio de la fermentación se realizan en depósitos pequeños y redondos de poca profundidad y gran anchura para maximizar el contacto del hollejo con el mosto asegurando tanto el equilibrio como la homogeneidad.

En cuanto a la maceración, trabajamos con delicadeza y sin extracciones excesivas para obtener una expresión equilibrada y elegante. La fermentación se realiza a temperaturas inferiores a 20 °C (68 °F) con levaduras autóctonas en pequeños depósitos de cemento. La purificación de los vinos se realiza por decantación natural, sin filtros ni otras técnicas, con el fin de preservar los aromas naturales de los productos.

Utilizamos barricas de roble francés, de grano extrafino, que se crían en seco durante treinta y seis meses. Los vinos 32 y 55 y Sin Azufre se crían en barricas de segundo vino.